Volvimos a vivir invadidos de rosa y más lejos de los colores volvimos a darle aquel grito a la vida, un grito que no deberíamos olvidar nunca. Las enfermedades no deberían tener un día y ojalá no existieran pero si estás enfermo tu lucha no se reduce a un día, una semana o un mes. Tu lucha es constante, una lucha por tu vida. (más…)
¿Quién dicta las normas?
Pasó el huracán cáncer y a su paso quedan las marcas de la victoria, esas señales que explican tu vida y te van a acompañar siempre. Tardamos en aceptar ese nuevo yo ante el espejo, y hay quien nunca lo consigue del todo. Si me planto ante el espejo y observo las cicatrices me estremezco, si recuerdo cada operación, cada vez que he cruzado la puerta que conduce a esa fría sala, cada despedida dejando al otro lado del pasillo a quien más te quiere… si recuerdo todo eso mi corazón se resiente, pero si me centro en la victoria, en que estas heridas no son más que VIDA, eso me llena de fuerza y de ganas.
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Es miércoles, ni lunes, ni viernes, que son, o eran los días habituales de post… pero la verdad es que hace mil que no paso por aquí, no entiendo como puede ser si siempre me (más…)
Nunca imaginé que el recuerdo de algo vivido, lejos de esos momentazos de vida de cuando nos casamos o nacen nuestros hijos, pudiera hacerme sentir tanto.
Ahora sé que pueden, ¡Madre mía si pueden!
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Hay fechas que se graban a fuego y el 13 de Noviembre siempre será mi día 13.
No puedo creer que hayan pasado 3 años, 1.095 días, y esta vez por fin puedo decir que cumplo 3, y que los cumplo habiendo dejado atrás la enfermedad, aunque en realidad no sé en qué momento eso será cierto.
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Bonita resaca rosa.
De felicidad máxima, de montaña rusa emocional, de sentirme en pleno Dragon Khan con cada historia, con cada abrazo y con cada foto que recibía… Así fue mi día rosa, porque el 19 de octubre me volvisteis a demostrar la grandeza del ser humano, volvió a brillar la bondad, y en este mundo loco nos hace falta mucho amor y cariño… así es que GRACIAS. (más…)
Estaba tranquila muy tranquila, de hecho lo estaba tanto que me dormí y llegamos al hospital por los pelos.
Volvíamos a estar allí, ante esa puerta. Yo tranquila, ellos nerviosos. Felicitamos a mi padre, era el día de su cumpleaños y como regalo le dejaba unas cuantas horas de ansia y sufrimiento de espera, no es que sea dramática y exagere, es que a él todo lo que tenga que ver con el hospital, le supera. Bromeamos, hicimos planes y hablamos de cosas cotidianas, hasta que escuchamos mi nombre. (más…)