
¿Qué día decidiste coger las riendas de tu vida?
En que momento fue cuando te gritaste a ti mismo, ¡BASTA!
Y es que de vez en cuando necesitamos sacudirnos e incluso darnos alguna bofetada a nosotros mismos, porqué de vez en cuando necesitamos reaccionar.
Alzarnos la voz y convencernos de que basta de excusas, de miedos, de intentos, de ilusiones frustradas y de sueños desvanecidos antes de ni tan solo empezar.
Porqué si algo he aprendido en esta vida es que no podemos dejar nada a medias, que no podemos quedarnos con las ganas porqué dejarlo para mañana…. eso es mucho decir. ¿Quién sabe qué pasará mañana? ?Quién sabe qué pasará cuando acabe de escribir o cuando acabes de leerme?
A veces somos tremendamente quejicas y vagos, sí he dicho vagos. Porque en esta vida es más fácil poner excusas que ganas.
EXCUSA, dícese de ese pretexto que se aprovecha para evitar obligaciones o disculpar alguna omisión.
Lo que ocurre es que con las excusas siempre te vas a quedar en el mismo sitio, y quizá estés bien, pero si tienes ganas suficientes… Las ganas te pueden catapultar a la cima de tus sueños, y no creo que haya lugar mejor en el mundo.
Porque los sueños son muchos y muy distintos, incluso en una misma persona. Porqué cada época de tu vida es un paseo en un mundo imaginario. Deseas tener los 18, sacarte el carnet y que papá te deje el coche, llegar a los 20, que el chico guapo te invite a salir, un hogar, tener niños, salud, trabajo…
Nos pasamos la vida deseando algo, pero no vale con desearlo, hay que poner toda la carne en el asador, hay que echarle todas las ganas.
Pon toda tu ilusión y ve a por lo que deseas y sobretodo, mientras lo hagas… disfruta de las vistas del camino, tenemos la mala costumbre de fijarnos en ese objetivo final como quien vislumbra la FELICIDAD y no es así, la felicidad está en cada rincón de nuestra vida y eso es algo que cada día debemos recordarnos.
Jamás permitas que esas excusas que se forman en tu cabeza, ni que esa vocecita diabólica que te ronda e incluso te hace dudar de ti mism@, jamás permitas que sean mayores que tus ganas.
Un abrazo enorme,
Vane