
¿Quién dicta las normas?
Pasó el huracán cáncer y a su paso quedan las marcas de la victoria, esas señales que explican tu vida y te van a acompañar siempre. Tardamos en aceptar ese nuevo yo ante el espejo, y hay quien nunca lo consigue del todo. Si me planto ante el espejo y observo las cicatrices me estremezco, si recuerdo cada operación, cada vez que he cruzado la puerta que conduce a esa fría sala, cada despedida dejando al otro lado del pasillo a quien más te quiere… si recuerdo todo eso mi corazón se resiente, pero si me centro en la victoria, en que estas heridas no son más que VIDA, eso me llena de fuerza y de ganas.
Os sorprenderá la foto, o quizás no…
Primero ansié que llegara el día en que pudiera tatuarme el pezón, pero al final ves que llega el verano y aún no es posible, y si os soy sincera con tanta cicatriz por el dorsal ancho y con el implante de piel de la espalda no sé yo si será peor el remedio que la enfermedad.
Lo cierto es que yo había hecho toples siempre, no por lucir pecho que siempre he tenido muy poco y no me ha importado nada, más bien al contrario, lo que me gusta es la sensación de libertad y de sentirte cómoda, de nadar sin que nada te oprima…
Hasta que llegó el cáncer y entre otras muchas cosas se llevó esa sensación de libertad.
Este verano empecé por quitarme la parte de arriba cuando estaba en el agua y así disfrutar de esa sensación, poco a poco me atreví a despojarme de ella cuando estaba en la toalla y me tapaba con sumo cuidado para dirigirme al agua, con mucha cautela y hasta con un poco de miedo a que alguien se pudiera sentir incomodo al verme. ¿Qué tontería, verdad?
Justamente fue a partir de reflexionar sobre ello donde empecé a plantearme el ¿Porqué?
- ¿Quién rige las normas?
- ¿Porqué sin darme cuenta me escondo en vestuario del gimnasio?
- ¿Porqué me sabe mal incomodar a alguien?
- ¿A caso después de todo lo vivido debemos escondernos?
Os diré que mi mitad, que me escucha en todas las sandeces que puedan pasar por mi cabeza, me animó a que actuara con normalidad, que me olvidara de ese canon estético que tenemos impuesto, que fuera yo… y yo soy como soy, con cicatrices o sin ellas.
Le hice caso y hace un par de semanas llegamos a la playa a primera hora, había muy poquita gente y me quedé en topless, lo que ocurrió es que sencillamente me olvidé y pasé así una agradable jornada de playa. Aunque en algún momento él saludó a alguien a lo lejos y yo le puse mala cara por no avisarme, por si me veían, enseguida me dijo.
-Lo siento cariño, no me he dado cuenta.
Seguido de:
-No te preocupes, a quien no le guste que no mire. Es lo que hay.
Él es así, un poco radical pero racional, claro y directo.
De vuelta a casa me preguntó:
-¿Te has sentido cómoda?
Lo cierto es que estuve con total naturalidad y no me sentí lo observada que creía que me sentiría, no noté que incomodara a nadie ni mucho menos que nadie se asustara al verme, seguramente pasé desapercibida, o quizá fue chocante para alguien pero el cáncer está a la orden del día y hasta que no llegue ese día en que deje de existir, lo mejor que podemos hacer es normalizar.
Yo no sé si os servirá de mucho o más bien de nada, quizás ni siquiera compartís mi opinión, que no digo yo que sea la correcta.
Lo único que quiero transmitiros es que lo correcto es lo que tú quieras, nadie rige las normas. Tus normas las marcas tú, y decidas lo que decidas, tú vales más que dos tetas, dos pezones o tus cicatrices.
La vida nos ha castigado bastante, así que hagámonos un favor y olvidémonos de tabús.
Sin más, solo quiero deciros que Viva el verano, que disfrutéis muchísimo de él, viva la VIDA y viva TÚ!!!
Un fuerte abrazo!