
No seré yo quien te diga que no pasa nada. Si te soy sincera me dan miedo muchas cosas ahora mismo, no quisiera que fuera así, pero lo es. Desde el viernes el trabajo cuesta horrores, las pequeñas empresas y los autónomos estamos asustados porque hay un desconcierto enorme a todo nuestro alrededor.
La situación que vivimos es algo que jamás creímos que pasaría, es más bien lo típico que ves en la película de ficción y piensas, ¿Imaginas que pasará algo así? Pues aquí lo tenemos, real real, y esa parte me da mucho miedo. Como que Bill Gates ya augurara la próxima guerra mundial a través de un virus y no de armas. O sentirte como un títere y pensar, ves a saber de donde viene esto y con qué intención…
Luego está la otra, la cara B, la de estar en casa y pensar que quizás es el equilibrio del propio universo quien nos obliga a parar de este modo. Al final el ser humano en su faceta más egoísta nos hemos vuelto seres avariciosos, siempre pensando en el bien material, en un trabajo mejor, una casa mejor, una escuela mejor, un coche mejor, siempre más… hay aspectos que así deben ser, pero por el contrario hay otros que esa avaricia nos ha obligado a dejar apartados, como las relaciones sociales con nuestros seres más próximos. No me mal interpretéis, pero pensar cuantas veces habéis verbalizado “no tenemos tiempo ni para hablar”. O cuantas veces llegas a casa tan agotad@ que no cuentas las cosas por la pereza a entablar una conversación. Yo tengo la suerte de compartir muchas horas con mi familia, pero esta es una cuestión que hemos hablado en multitud de ocasiones, porque en la mayoría de familias no se da esta circunstancia. Los horarios de trabajo son totalmente incompatibles con los niños y muchas veces se saturan a actividades extraescolares (aunque a ellos les encante) por las necesidades de la familia. Y donde quedan los ratos de juego, las conversaciones sin prisa…
El universo nos detiene, la vida nos obliga a hacer una PARÓN real, y de repente nos vemos conectando con nuestros hijos como hacia mucho tiempo. He visto a mis sobrinos tocar la guitarra en su casa, hacer piña, convertir una cuna en colchoneta y regalarnos dibujos a diario. Èric y Martina han discutido menos de lo que pensaba y el aburrimiento a dado paso a dibujos, historias, bailes y manualidades. Que se aburran es esencial para su creatividad, intento decírselo siempre, pero la vida que llevamos es tan sumamente organizada y tiene tantísimas tareas, que los niños de hoy no saben aburrirse, no tienen tiempo de aburrirse. Hasta ahora. Ahora de repente hay tiempo para todo. Y a eso voy, a que todo lo demás que nos da cierto “canguele” no está en nuestra mano. Nos guste o no es lo que nos ha tocado vivir, pero lo que hagas con esta experiencia sí.
Por la parte laboral vamos a aprovechar para poner en orden muchas cosas, a intentar que cada cliente evolucione en estos días de confinamiento con esos aspectos que se van quedando atascados y en este sentido a veces necesitamos parar para avanzar.
Y en la parte personal lo tengo claro, nos quedamos con lo bueno, con el tiempo que nos están dando para trabajar todos esos aspectos que necesitan más atención. Para conocernos mejor, a nosotros mismos en primer lugar y a ellos. Quiero hablar con los niños de mil cosas, quiero que me cuenten más y que me lo cuenten mejor. Empezaron a escribir un diario el primer día de confinamiento y os animo a que lo hagáis en casa, es alucinante como interpretan la situación.
Al final esta situación nos devuelve valores importantísimos. Hemos visto como vecinos que seguramente no han cruzado dos palabras se están dando ánimos, haciendo desde los balcones o montando fiestas de luces al ritmo de la música. De verdad el ser humano es increíble.
Quizás nosotros también necesitábamos parar para avanzar.
¿Cuánto vale ahora ese abrazo a tu hermana? A tu madre, a tu amiga…
¿Cuánto vale ese paseo a orillas del mar?
Nos quedan muchas cosas por hacer, pero estos días, mientras la cordura nos acompañe intentaremos seguir aprendiendo de esto, porque nos guste o no la situación no va a cambiar, está en tu mano como gestionarla.
Siempre es mejor quedarse con lo bueno. Eso y los memes de esas mentes privilegiadas capaces de alegrar cualquier situación.
Desde aquí, por si me leéis, GRACIAS a todos los imprescindibles que estáis en primera línea cuidando de todos.
Un abrazo y cuidaos muchísimo.
Vane,