El cáncer llegó a mi vida a los 35 años, soy súper mami de mellizos, lo de súper no es porqué yo lo crea, simplemente es que ser mamá de gemelos o mellizos ya viene de serie con este título honorífico, a la fuerza hay que serlo.
Estoy casada con mi OTRA MITAD y lo escribo en mayúsculas porqué quiero que se entienda bien, no podría tener un mejor compañero de viaje, es mi confidente y mi mejor amigo… le quiero de forma incondicional y es el padre de mi tesoro más preciado, mis hijos Èric y Martina.
Me encanta mi trabajo, me paso el día lidiando en ventas y marketing, me siento muy afortunada por poder dedicarme a lo que me gusta.
Tengo una gran familia, quizá no compartimos todas las alegrías pero sabemos encontrarnos cuando nos necesitamos y en esos momentos nunca fallamos.
Adoro a mis amigos, soy de las que creo que son la parte de la familia que tenemos la suerte de poder escoger.
Y en mi vida idílica, donde para ser más feliz, si cabe, sólo hacía falta que llegara un “euro millón”… el cáncer irrumpió.
A mi, doña organizada, que soy inquieta a más no poder y que adoro tener mi vida en orden siempre siguiendo un plan, mi plan, nuestro plan…
¿Ahora qué?
Estoy enferma, no tengo un plan, nada que hacer, sólo preocuparme de mi…
Pues aquí estoy, ante una pantalla de ordenador dónde poder explicar lo que pasa por mi cabeza, que pocas veces para quieta y con la marea de emociones de las últimas semanas está más liada que nunca.
Pero realmente, como me dice mi tía, soy extremadamente introvertida para mis sentimientos y no suelto prenda. Así es que como siempre quise tener un blog, me lancé a la piscina con esta nueva experiencia. No sé que contaré, ni quien lo leerá, pero tengo claro que a mi me servirá para soltar todo lo que tenga dentro, todo lo que no seria capaz de decir y me encantaría poder compartir experiencias con otras personas que lo hayan pasado o estén pasando por esta situación.
¡Espero no aburrir!