
Estaba tranquila muy tranquila, de hecho lo estaba tanto que me dormí y llegamos al hospital por los pelos.
Volvíamos a estar allí, ante esa puerta. Yo tranquila, ellos nerviosos. Felicitamos a mi padre, era el día de su cumpleaños y como regalo le dejaba unas cuantas horas de ansia y sufrimiento de espera, no es que sea dramática y exagere, es que a él todo lo que tenga que ver con el hospital, le supera. Bromeamos, hicimos planes y hablamos de cosas cotidianas, hasta que escuchamos mi nombre. (más…)