
Nunca imaginé que el recuerdo de algo vivido, lejos de esos momentazos de vida de cuando nos casamos o nacen nuestros hijos, pudiera hacerme sentir tanto.
Ahora sé que pueden, ¡Madre mía si pueden!
Muchas veces os he hablado sobre nuestros gustos musicales, porque en casa somos muy de música, que la música nos da vida y nosotros muy dados a montar un guateque en el comedor en cuestión de segundos y quedarnos bailando y cantando los cuatro.
La música me acompañó durante toda la quimio, como casi a todos los que por allí pasamos. Que otra cosa puedes hacer cuando te pasas horas sentada y solo pasa chute tras chute en un vaivén de bolsas amarillas, cuando no te apetece hablar y leer empieza a hacerse complicado… Pues darle al play y dejar que tu canción te arrastre a un mundo imaginario fuera de esas cuatro paredes.
Never let me down again de Depeche Mode fue mi canción desde mi primera vez en esa sala del hospital de día, porque me visualizaba en pleno concierto y solo pedía que mi cuerpo sintiera la música a la par que sentía como ese veneno vestido de amarillo me invadía. Cerrando los ojos quise bailar desde aquella butaca en cada quimio, y una vez pasó tenia una ganas inmensas de volver a vivir aquello en la vida real, de sentir ese danzar de mi cuerpo en realidad, de sentir como aquello que imaginé se volvía a hacer realidad y era yo quien lo vivía fuera de esa sala de hospital.
El día llegó, y me fui de concierto y cuando llegó el momento esperado y tocaron Never let me down… sentí un nudo en el estómago, porque hasta mi alma se retorcía en esa mezcla de dolor y de alegría que emborracha, que te hace reír a la par que llorar, canté y bailé y me perdonareis la expresión pero lo único que quería hacer en ese momento, era gritar a pleno pulmón en pleno Palau Sant Jordi:
Jódete puto cáncer, porque mi cuerpo bailó, hasta la última célula bailó.
Y gané, gané yo.
Esa canción siempre ha estado en el top ten de las canciones en casa pero desde entonces os aseguro que es una canción que me da la vida.
Quizás os suene a tontería o paranoia, puede ser… pero cuando andas con esas aventuras por el hospital cada uno tiene que atenerse a algo y en esta vida muchas veces necesitamos inyectarnos dosis de locura para no morir de realidad.
Seguro que vosotros también tenéis esa canción…
La que te hace feliz, o la que te recuerda algo triste pero aún y así eres incapaz de dejar de escucharla en bucle dando rienda suelta a la melancolía. Porque la música es vida…
¿Quién puede vivir sin música?
Os voy a dejar el mini fragmento de ese momentazo de concierto, porqué allí levantando los brazos, con las manos abiertas y el corazón en un puño, allí sintiendo ese movimiento de masas como si saliera de mis propias entrañas, allí estábamos todos, porque me enviasteis mil mensajes que me llenaron el corazón y yo solo pensaba en la gran suerte que tengo. Tengo suerte por ganar, por vivir que ya pasó y yo vencí, por teneros a vosotros, por toda mi gente.
Click aquí para verlo, sentirlo y vivirlo
Y cuando acabó solo pudimos abrazarnos fuerte y sin contener las lagrimas sentirnos victoriosos, porque esto no es solo cosa mía.