
Hace días que quería escribir sobre esto, sé que muchos de vosotros no sabéis como es una sala de quimioterapia y que ocurre en ella, pero bien seguro que por desgracia tenéis a alguien que se enfrenta a ello en su particular lucha…
Cada vez que cruzas esa puerta te invade una extraña sensación, no sé bien como describirla pero no es cómoda, por suerte al entrar un mundo de dulzura se abre ante ti, todo el personal es tan amable y cariñoso que hacen que sea mucho más fácil no pensar en nada y no cuestionar ¿Porqué estoy aquí?
Es una sala espaciosa y tranquila, puedes escuchar música, leer, dormir… e incluso, si miras bien, observar un mundo nuevo. El mundo de los valientes, de los que luchan por la vida, un mundo de emociones, un mundo de personas que sin pronunciar una palabra cuentan miles de historias, de sonrisas, de miradas… en esta sala cada uno tenemos nuestra historia y luchamos por ella o contra ella… No importa que vengas solo o acompañado, si eres joven o mayor, aquí todos somos iguales.
Os parecerá mentira pero hay tantas cosas que apreciar en una sala de químio, tanto respeto por todo y por todos, tanta generosidad, tanta bondad… ¡Tanta empatía!
Quien ha estado me sabrá entender y quien no… quedaros tranquilos que aquí estamos rodeados de héroes y heroínas que nos ayudan a ser más fuertes. El mundo es de los valientes y esta sala está llena de ellos!
He acabado mi cuarto ciclo de 21 días de quimioterapia, en un abrir y cerrar de ojos estaré con las químios semanales y sinceramente me da terror pensar que no existirán días para recuperarme, sé que los efectos secundarios serán más suaves y no tendrá nada que ver con las más fuertes… supongo que me está invadiendo el terror a lo desconocido, prefiero optar por hacer un punto y aparte y ya me lo encontraré cuando llegue el momento.
Hasta ahora hacer deporte me ha ido genial, espero poder seguir igual con los nuevos ciclos y ya veremos como responde mi cuerpo… a muchas mujeres con las semanales les empezó a salir el pelo, aunque mi batalla ahora no es con mi pelo, ya tengo asimilado lo del turbante, lo que me está costando más son las pestañas y las cejas… ¡Por favor no me abandonéis del todo!
En definitiva, después de mi verborrea me gustaría que os quedarais con lo más importante: LA SALA DE QUÍMIO MOLA, no es que mole tener cáncer, pero ya que lo tengo no podría haber un sitio donde me tratasen mejor para curarme.
Me encanta una canción de “Els catarres”, la bailó mi hermana en su boda y me encanta esta Gran Frase, no podría encontrar un mejor símil para definir “La Sala de Químio”:
La puerta del cielo donde nacen las estrellas y los sueños valientes forjados en mil tormentas // La porta del cel on neixen les estrelles i els somnis valents forjats en mil tempestes.