
Domingo por la mañana de un fin de semana sin niños, los peques están de finde con los abuelos, están en un camping y literalmente nos han dicho que NO hace falta hablar con nosotros, imaginad como lo estarán pasando de bien. Me levanto después de una noche de juerga, de esas noches locas de verano como cuando teníamos 20 años en las que lo das todo y más e incluso cae alguna copa extra, sí… esas noches y como tengo la gran suerte de no tener resaca jamás os puedo decir que sienta bien perder el norte de vez en cuando, sin preocuparte por nada, sin preguntarte nada, ni qué pasará, ni cómo será, ni absolutamente nada, simplemente reír y pasarlo bien.
En realidad hace demasiados días que me rondan por la cabeza muchas cosas cómo: ¿Ya estoy curada? Teóricamente sí, a final de septiembre tengo mi primera revisión post tratamiento con todas las pruebas habidas y por haber ¿Será entonces cuando estaré curada? O ¿Lo fue en la primera operación? O ¿Cuándo acabaron las quimio? O lo será ¿Cuándo acabe el tratamiento oral? O ¿Cuándo recupere mi memoria y falta de concentración? O ¿Cuándo deje de quedarme en blanco en medio de una conversación? Cuándo, cuándo, cuándo….. demasiados sin respuestas, y ante tanta duda creo que lo mejor es pasar página e ir con muuuucha calma, no preguntarme nada más y simplemente vivir el día a día.
Esta semana viví un momento durísimo al conocer a una pequeña valiente que lucha por su vida, lucha con ese cáncer en un cara a cara letal y ver su carita de felicidad ajena a todo, su sonrisa sin cuestionar nada, me hizo reflexionar sobre todos mis ¿Cuándo? Si ella no se pregunta nada por qué narices me voy a preocupar yo si en realidad mi vida está bien, si tengo menos memoria que el pez Dori ¡Qué más da! En realidad todo es secundario si tu vida está bien.
Conocerla además de durísimo, por las circunstancias, ha sido un regalo de la vida.
Petita, en uns minuts em vas ensenyar moltíssim, mai oblidaré el teu somriure a la vida. Gràcies Cristina per ensenyar-me el que és en realitat la valentia i el coratge.
Pequeña, en unos minutos me enseñaste muchísimo, jamás olvidaré tu sonrisa a la vida. Gracias Cristina por enseñarme lo que es en realidad la valentía y el coraje.
Y ahí sigue la vida, tan bonita como cruel, la pequeña M en su lucha más letal, Cristina con el mayor sufrimiento del mundo e impotente ante todo el sufrimiento de su pequeña mientras mis hijos lo pasan en grande y yo me levanto un día post juerga, no me siento culpable simplemente son las paradojas de la vida y dan en qué pensar…
LA VIDA, tan bonita… tan cruel.